1. Impulsar los principios del “desarrollo sostenible”, en el que el uso de los servicios del ecosistema global debe hacerse para mejorar las condiciones de vida de todas las personas, desde una lógica de responsabilidad intergeneracional y preservando la biodiversidad natural.
2. Ayudar a visualizar y concienciar en la interconexión de todo el ecosistema global, para que las políticas de desarrollo local tengan en cuenta el efecto que ciertas formas de gestión, producción, trabajo o estrategias de consumo tienen sobre la calidad de la vida de otras zonas del planeta, especialmente las que se refieren a las distintas formas de contaminación y sus consecuencias sobre la salud de la población en cualquier parte del mundo.
3. Promover en la sociedad los valores de la solidaridad, el activismo y compromiso social, el respeto a los ciclos de la naturaleza, la responsabilidad personal y colectiva, y el fomento de un modelo de austeridad de vida, que asuma los principios de consumo responsable, y el reciclado de los elementos posibles, como formas adecuada de minimizar los impactos negativos del desarrollo.